De bruces se topaba con la auxiliar, que arreglaba una gran abundancia de papeles. Ágilmente se adivinaba los años que llevaba adjunta a aquel trabajo.
Su atuendo era austero para una señorita de su categoría, atractivo pero a la vez elegante.
El señor alcalde saludaba adecuadamente a la chica y se acomodaba en su asiento, aparentando algo.